El partido de los saduceos floreció por más de dos siglos, desde la época de los macabeos en aproximadamente el año 150 a.C. hasta el tiempo de la destrucción de Jerusalén y el término del sacerdocio en el año 70 d.C. La información de que disponemos proviene primariamente del Nuevo Testamento y de Josefo, quien, siendo miembro del partido de los fariseos, escribe desde esa perspectiva. Los partidos de los fariseos y de los saduceos se formaron durante la era macabea. Los fariseos eran numerosos y populares; en cambio los saduceos, no obstante que formaban un partido de minoría, eran ricos y tenían poder político. Los saduceos controlaban el sacerdocio en Jerusalén y tenían el respaldo de las autoridades romanas. El sacerdocio cesó cuando las fuerzas romanas destruyeron Jerusalén. Los saduceos desaparecieron de la escena.

No es posible saber con certeza el origen del nombre saduceos. Una teoría dice que proviene de la palabra griega saddouk, que es el equivalente de “hijo de Sadoc”. Sadoc fue un sacerdote durante el tiempo de David y de Salomón (2 S. 8:17; 15:24–36; 1 R. 1:32; 2:35). En años posteriores, los hijos de Sadoc formaron un grupo especial de sacerdotes que mantuvieron su fe en Dios (Ez. 40:45–46; 44:15–17; 48:11). También son mencionados en la literatura intertestamentaria y el Qumrán. La comunidad qumrán, sin embargo, estaba opuesta al partido de los saduceos. Además, no ha sido posible verificar la evidencia para establecer un vínculo entre el sacerdocio del período macabeo y los hijos de Sadoc.

Los saduceos aparecen varias veces en la escena del Nuevo Testamento. Escuchan la predicación de Juan el Bautista, quien los llama “generación de víboras” (Mt. 3:7). Le piden a Jesús que les muestre señal del cielo (Mt. 16:1) y Jesús previene a sus discípulos de guardarse de la levadura (doctrina) de los saduceos (Mt. 16:6). Le preguntan a Jesús acerca de la resurrección, doctrina que ellos rechazan (Mt. 22:23). Jesús les responde con una cita de uno de los libros de Moisés (Ex. 3:6), ya que ellos aceptaban sólo estos libros como autorizados. Se oponen a los apóstoles, los echan a la cárcel, y los llevan a juicio ante el Sanedrín (Hch. 4:1–21; 5:17–18; 23:6–8).

Cuandoquiera que los saduceos percibían una amenaza contra su autoridad, reaccionan con crueldad. Así, el sumo sacerdote Caifás, uno de los saduceos, lo hace con el argumento de que conviene que un hombre muera por el pueblo en lugar de que “toda la nación perezca” (Jn. 11:50; 18:14) y condenó a Jesús (Mt. 26:57–66). Porque les era imposible competir con el rápido crecimiento de la iglesia, los sacerdotes y los saduceos arrestaron a los apóstoles. Y por último, el sumo sacerdote saduceo Anás condenó a muerte a Santiago, hermano de Jesús y escritor de la epístola que lleva su nombre.

Referencia, comentario al Nuevo Testamento; Hechos. Simón J. Kistemaker

 

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